Imagina que estas frente a una gran escalera y junto a ti
están las personas que son importantes para ti, padres, pareja, hermanos,
amigos……..
Mientras están en el mismo escalón... Todo está perfecto….la
vida es hermosa y llena de armonía. Pero de pronto, tú subes un escalón, en ese
afán de búsqueda del conocimiento, de encontrar respuestas, respondiendo a esa
llamada que todos tenemos a lo largo de nuestra vida que nos impele a
evolucionar, a subir ese escalón que representa el conocimiento espiritual,
pero esas personas no… prefieren mantenerse en el nivel inicial, en el mismo
escalón que estaban, bien, no hay problema, es fácil aun así seguir juntos,
unidos, de la mano.
Pero tu subes un escalón más…y esas personas por los motivos
que sean deciden seguir en el mismo escalón... Ya las manos han empezado a
estirarse y ya no es tan cómodo como al principio…subes un escalón más…y ya el
tirón es fuerte y empiezas a sentir que te frena en tu avance….pero tú quieres
que esas personas suban contigo, que te acompañen en el camino, que viajen
contigo, para no perderlas…
Al principio te cuesta entenderlo, pero lo cierto es que
para esas personas no ha llegado el momento de subir los peldaños…así que se
mantienen en su peldaño inicial…subes un escalón más…y ya ahí si es muy difícil
mantenerte unido…te duele, luchas entre tu deseo de que esas personas suban…de
no perderlas…pero tú ya no puedes ni quieres bajar de los peldaños que has
subido….
En un nuevo movimiento hacia arriba….viene lo inevitable…y
se sueltan de las manos, puedes quedarte ahí y llorar tratando de convencerle
de que te sigan, puedes incluso ir contra todo tu ser y tú mismo y a bajar
algún peldaño. Pero después de esa ruptura en el lazo, Ya nada es igual.
Entiendes que no puedes hacer más.
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