Desde siempre me han llamado mucho la atención las bolas de
cristal.
La adivinación del futuro sobre un elemento de cristal es
uno de los métodos de adivinación más antiguos y difundidos del mundo. Este
método de adivinación se conoce como cristalomancia y se remonta hasta por lo
menos la Grecia clásica.
A lo largo de los siglos la cristalomancia ha sido utilizada
con diversos objetivos. El principal es el de la meditación y concentración.
Según una tradición famosa la cristalomancia resultaba de especial utilidad
para encontrar objetos perdidos o robados. En Inglaterra la primera referéncia
de la cristalomancia se remonta al año 1467, fecha en la que el señor William
Byg, confesó que se ganaba la vida encontrando objetos perdidos de la gente con
su bola de cristal. La inquisición lo acusó, como cabe de esperar, de herejía y
por ello fue sentenciado a caminar hasta la catedral del condado de York con
unos letreros que lo exponían de hereje.
Dee era un hombre de vastos conocimientos al que la reina
Isabel I encargó la confección de su propia carta astral. De hecho, algunos
autores sostienen que el mismísimo Shakespeare se inspiró en él para construir
el personaje de “Próspero en La Tempestad”.
Tras un prolongado estudio de la tradición mística judía,
Dee concluyó que entre Dios y el hombre había unos seres angélicos y, hacia el
1580, llegó a la conclusión de que era posible comunicarse con ellos a través
de un cristal mágico. A lo largo de la década siguiente escribió todos sus
experimentos en un diario que transcribe una de las aventuras psíquicas más
extraordinarias de todos los tiempos.
Dee no podría contactar con espíritus, así que delegó en sus
ayudantes. El más importante fue Edward Kelley, fue un antiguo falsificador de
dinero y por ello le habían cortado las orejas. Ya sabéis que los castigos de
la época eran muy crueles y sangrientos. Kelley invocó a una muchedumbre de
espíritus en un abrir y cerrar de ojos. Pero además recibió una nueva bola de
cristal adivinatoria para su mentor Dee en circunstancias muy dramáticas.
Un día de 1582, hacia el atardecer, Dee pudo ver tras una
ventana de su laboratorio un ángel o niño que llevaba en sus manos un objeto
brillante, claro y glorioso, del tamaño de un huevo. Así lo dijo Dee. El
cristal resultó ser real. Dee creyó que aquel niño en realidad era el ángel de
la luz Uriel.
Con el paso del tiempo sucedieron muchas cosas y Dee se
cansó y regresó a su Inglaterra natal descorazonado y en bancarrota en 1589.
Aunque por suerte para él, la reina Isabel I se apiadó de él y le otorgó la
rectoría de una universidad de Manchester.
Hoy en día la bola de cristal se ha convertido en el
elemento más popular de la cristalomancia. Cada vidente la utiliza de diferente
manera. Algunos videntes se preparan días antes y depuran su cuerpo y mente. En
lo que sí coinciden todos en que la bola o superficie de cristal debe estar
limpia y sin ninguna rugosidad ya que podría desconcentrarlos.
¿Cómo limpiar una bola de cristal?
Para limpiar la bola se ha de poner a hervir en una mezcla
de agua y brandy (5 de agua/1 de brandy) durante unos 15 minutos. Se debe secar
con gamuza.
¿Qué ambiente es el adecuado para leer en la bola de
cristal?
Ya sea para la adivinación o simplemente la meditación, la
estancia debe permanecer en luz tenue o a oscuras. También es conveniente tener
un mantel de terciopelo oscuro bajo ella.
¿Cuánto tarda en aparecer una visión?
Por lo que se conoce, quienes predicen el futuro con este
método dicen que la visión puede tardar entre 10 y 15 minutos, aunque destacan
que es depende de la persona.
¿Cómo es una visión?
Las visiones pueden aparecer en forma de neblina, iluminadas
o simplemente quedarse dentro de la bola. También puede aparecer solo una nebulosa
y contener información para el vidente. Dicen que si son claras denotan buena
suerte.
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