Desde épocas remotas se ha creído que los gatos son
especiales, que poseen algo mágico y esotérico, que son nuestros guardianes en
el plano físico, espiritual y energético.
Con frecuencia, podemos observar a los gatos en actitudes
extrañas: maullando a lo invisible, huyendo de peligros inexistentes, mirando
fijamente objetos que nuestros ojos no llegan a distinguir.
Los gatos perciben, ven cosas que nosotros no, absorben
cargas, limpian el ambiente y nos liberan de malas energías, cuando hay exceso
cargas negativas y no es raro que estos animales enfermen gravemente.
Se dice que cuando dormimos realizamos un viaje astral y
que los gatos duermen con sus dueños
para ir con ellos, cuidando el viaje y protegiendo sus cuerpos.
Ellos nos ayudan a sanar el cuerpo y el alma. Cuando logramos que confíen, captan nuestra
energía y quedan en nuestras vidas para siempre.
Cuando un gato llegue a tu vida, habrá una buena razón,
quizás te quiera decir algo, quizás quiera mostrarte algo o quizás simplemente aliviar y cuidar tu alma.
¿Será por eso que muchas veces se sienten superiores al
resto? Tal vez las civilizaciones antiguas que así lo creían tenían razón.
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