La Rosa de Jericó, es un preciado amuleto que se utiliza
para bendecir los hogares, ahuyentando las malas influencias y atrayendo la
paz, el poder y la abundancia.
Da suerte en los negocios, habilidad en el trabajo, salud,
fuerza y felicidad; ya que tiene la propiedad de transformar las energías
negativas en positivas en el lugar donde se encuentre.
Se hace llamar: La Flor Divina, ya que cuenta la leyenda,
que en los tiempos de Jesús, estando él orando en el desierto, esta planta le
iba persiguiendo arrastrada por el viento. Se detenía cuando él paraba y le
acompañó en su trayecto.
Cuando entraba el Alba, la planta se abría con la humedad
del rocío y ofrecía al maestro las gotas que habitaban en ella.
Jesús, calmaba su sed, y agradecido por ello, la bendijo.
Es una planta con pequeñas flores blancas, cuando ha
florecido, las hojas caen y las ramas se contraen curvándose hacia el centro.
Se encuentran en el desierto, y permanecen cerradas por la
sequedad del ambiente, es a través de la humedad o contacto con el agua, cuando
se abren, recobrando su frescura y belleza como si volviera a nacer, de ahí que
también se conozca como "planta de la resurrección".
Conservación y mantenimiento
Es muy fácil conservar y mantener la Rosa de Jericó.
Se necesita agua limpia y una temperatura no excesivamente
alta.
Se coloca en un recipiente, a poder ser de cristal, y se va
cambiando el agua de vez en cuando, tratando de no dañar las raíces.
Si queremos que la planta descanse, la retiraremos del agua
y la dejaremos secar sobre un papel a temperatura normal y a la sombra.
Es un amuleto, que con su fuerza y vigor, puede ser pasado
de generación en generación, y permitir que proteja y atraiga buenos augurios a
nuestro hogar y a nuestros hijos.
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